Mantener tu vivienda a una temperatura razonable en las temporadas de más frío hace que hagas un uso más intensivo de la calefacción, lo que aumenta la factura de la energía que utilizas, ya sea gas o electricidad. Para conseguir un ahorro en la factura de la calefacción hay pequeños, trucos accesibles para todos, que funcionan:

Ahorra calefacción potenciando el resultado de tus aparatos

Para optimizar el gasto en energía, puedes instalar uno (o varios) termostatos que te permitan conocer la temperatura y detener la calefacción cuando ya se hayan alcanzado los grados deseados. No es un gran desembolso y te permite hacer un uso más racional de los radiadores, que se encenderán sólo cuando sea necesario, ahorrando en la factura.

Si tu calefacción no permite termostatos puedes comprar enchufes con temporizador, en cualquier tienda de electricidad. No es tan sofisticado como el termostato pero te permite controlar las horas en que la calefacción está en uso. Puedes elegir qué horas del día estará apagada y ponerla en marcha un rato antes de tu hora habitual de llegar a casa, para encontrarla caldeada. Lo mismo puedes hacer durante la noche. Este truco sólo sirve para radiadores eléctricos.

Si los radiadores están justo debajo de las ventanas, no dejes que las cortinas los tapen, especialmente si son muy gruesas. Estarás dificultando que salga el aire caliente de detrás de la cortina al resto de la estancia,  obligando a gastar más energía. Lo mismo ocurre si colocas ropa a secar sobre los radiadores. Es mejor usar un tendedero portátil y colocarlo delante del radiador; así no bloquearás la salida de aire caliente.

Si colocas algún material reflectante detrás del radiador (puedes encontrarlo muy barato en tiendas de bricolaje) aprovecharás mejor el calor. No notarás que mucho ahorro pero sí que las habitaciones tienen mejor temperatura.

Averigua si tus ventanas son eficientes

Si tus ventanas son uno de los puntos débiles de tu hogar, es bueno que averigües por qué. Pueden tener unos cristales que aíslen mal (se estima que el 25% del calor se pierde por la zona acristalada), una carpintería sin rotura de puente térmico o simplemente los años les han pasado factura y ya no dan la talla.

En este caso, lo ideal es plantearse cambiar las ventanas; a veces es suficiente con cambiar sólo el cristal. Aunque parece un gran desembolso, se traducirá en un ahorro en calefacción cada año y en mayor bienestar, además de mejorar el valor de la vivienda, por lo que en realidad estamos hablando de una inversión.

Mientras lo decides, una manera barata de reducir la fuga de calor (y la entrada de frío) es colocar cortinas black out frente a las ventanas más problemáticas. Están hechas de una mezcla de poliéster y tejido que hace que una de sus caras (la que queda mirando hacia la ventana) tenga un tacto parecido al plástico.

Estas cortinas sirven para contener el frío y ligeras filtraciones de aire. Es conveniente que cubran ampliamente las ventanas por los cuatro costados. Pero recuerda: no deben caer por delante del radiador o estarás bloqueando el aire caliente. Puedes probar a colocarlas sujetas por detrás del radiador cuando estén corridas.

Otros trucos para ahorrar energía sencillos pero eficaces

Aprovecha las horas de luz, especialmente si sale el sol y cae sobre tus ventanas. A pesar de ser sol de invierno, puede ayudar a mantener caliente la casa durante el día, reduciendo la factura de la calefacción. Una vez que anochece, utiliza persianas y cortinas para bloquear el frío del exterior.

El aire frío entra por los sitios más insospechados, generando incómodas corrientes de aire. Existen en el mercado unos burletes para frenar el aire que pasa por debajo de las puertas. Son baratos y sencillísimos de instalar, sin colas ni clavos. Pregunta por burletes bajo puerta o rollo doble aislante.

En el caso de puertas de terraza, estos burletes no sirven. Puedes usar cojines burlete; son unos saquitos de forma alargada rellenos de un material bastante pesado. Los hay de diferentes longitudes y servirán para bloquear el aire frío que se cuele por debajo de las puertas de tu terraza o balcón.

Si tienes habitaciones que no usas, no te empeñes en calentarlas. Apaga el radiador y mantén la puerta cerrada, para que no baje la temperatura del resto de la casa. Los espacios que no utilizamos habitualmente tienden a ser más fríos y perjudican a la temperatura del resto.

El gasto en calefacción es inevitable pero puedes conseguir un ahorro si haces una pequeña evaluación de tus hábitos y de los puntos débiles de tu vivienda. Si el problema son las ventanas, recuerda que no tienes que cambiarlas todas a la vez; puedes hacerlo en varias fases y apoyarte en nuestra financiación.

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